El obispo Raúl Vera cada vez
se exhibe más oportunista
Adolfo Olmedo Muñoz.
El que se dice obispo de la grey católica de Saltillo, Raúl Vera López, cada vez se exhibe más oportunista hasta para dejar constancia de su ineptitud. Resulta que en días finales del pasado mes de septiembre, hizo “atronadoras” declaraciones en contra de la idea de facilitar el condón o preservativo en las escuelas de educación media y media superior, alegando que la iglesia católica está en contra de dicho adminiculo.
El caso lo podríamos analizar desde variados ángulos cultural: moral, jurídica o científicamente. No vale la pena tanto, el señor obispo por fortuna no es más que una voz en un mar de ideas que captura el lenguaje, mismo que está formado por palabras a las que los semiólogos le han dado una importancia capital como columna vertebral del desarrollo del ser humano, apuntando su facultad dicotómica para ser empleada en la gestión del bien o incluso de la perversidad. Esto es, la palabra puede dar vida o muerte.
Esto no dudo que lo sepa el obispo, por el contrario, creo que es más que evidente que su verbo es para sembrar una idea, un criterio de un determinado grupo, sector o secta, con lo cual dicha palabra pierde su objetividad, su sinceridad y su honor, pues como la publicidad o propaganda, persigue la intención. La intención de que los receptores de su mensaje, hagan u omitan una actividad. en este caso impidiendo que los jóvenes conozcan por lo menos, algunas de las formas de prevención de los embarazos no deseados. Y hasta de algunos deseados, pero que son necesarios para una superación psíquica, sentimental y física de un individuo.
En realidad no tengo la menor idea de lo que comprenda el obispo por la palabra “laicismo”. Lo que es más no debe tener ni noción, pues en lugar de hostigar a sus feligreses, a los seglares protestantes -tal vez por un cobarde temor- no les critican sus prácticas promotoras a ultranza del capitalismo, mientras él se dice un hombre de ideas socialistas.
Es una farsa que lastima más, en el momento en que el país se desmorona en migajas de desvergüenza, por una clase política asquerosamente corrupta; misma corrupción que se halla entre los plutócratas, solo que hipócritamente agazapada, no muy lejos de los pasillos del poder político.
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Resulta chocante que el obispo le dé más importancia a su adoctrinamiento dogmático en lugar de promover la ayuda real, efectiva, no la de dádivas o limosnas, sino la de construcción de mentes sanas, bien alimentadas física y anímicamente, para que nuestros conciudadanos dejen de ser meras plañideras. Los mexicanos necesitamos dignidad no dádivas.
Y no me estoy refiriendo a la ayuda humanitaria que honrosamente han aportado los ciudadanos, esa es urgente, pero junto a ella, debe ir la voz de aliento, la voz de estímulo para levantarse y volver a luchar, para que por fin se destituya a los ineptos que dicen que dijeron de las desgracias que venían, pero se divertían tirando el dinero hurtado a los mexicanos, en tugurios de los Estado Unidos.
Por qué el poco sincero obispo en cuestión, no se desgarra las vestiduras de la misma manera que en su crítica al condón, para exhibir a los mediocres revoltosos dizque maestros oaxaqueños que han abusado hasta la ignominia, de una supuesta prudencia de un régimen que más parece cobarde ante la desgastante anarquía y afrenta de un puñado de amorales que por desgracia, también mancharon ya el honor de aquella hermosa lucha del “68”, de donde hoy maman su libertinaje, a costa de aquellos verdaderos luchadores sociales.
Hoy junto con el repudio a la falacia, a la simulación, a la hipocresía, al deshonor, tenemos que reconocer que se nos pinta el rostro de vergüenza al ver que campea la impunidad, de la mano de la ineptitud, la cobardía, y la simulación de una supuesta democracia.
Raúl Vera, como muchos otros mequetrefes que desde los puestos públicos cobran sueldos insultantes ante las desventuras de la gran mayoría de los mexicanos, deberían estar, ¡no hablando de cubrir o no el pene!
Tenemos que reconocer que en este tema, los privados de iniciativa no han metido la lengua. No han dicho palabra. ¡Ah! pero que tal ante la sombra de que la reforma económica les grave más la educación privada. Ellos las quieren todas, como dice el pueblo. “Peladitas y en la boca”, lo cual no deja de tener cierta relación con el tema de los preservativos, pero desde luego, desde otro ángulo, que mejor ahí se los dejamos, de tarea.
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